sábado, 23 de mayo de 2009

Cartas de V de Vendetta

Se depositaron misivas con el siguiente contenido en buzones varios (el texto se trata de una adaptación de la carta de Valerie en la obra "V de Vendetta" de Alan Moore):

No sé quien eres. Por favor, créeme. No hay forma en la que pueda convencerte de que este no es uno de sus trucos. Pero no me importa. Soy yo, y no sé quien eres, pero te quiero.
Tengo un bolígrafo. Pueden estar vigilando, así que me oculto con las cortinas cerradas para que nadie pueda verme desde fuera. Quizá no sea capaz de escribir otra vez, así que esta es una carta sobre mi vida y sobre lo que he llegado a saber hasta ahora.
Nací hace veintidós años, y llovía mucho. Quería convertirme en actriz, y me encantaba actuar cuando era niña, no sólo en la escuela, sino delante de la gente en la calle. Como si estuviera enferma, o borracha, o loca. Entonces me empecé a dar cuenta de que la gente reaccionaba a mis máscaras, a mis juegos, como si fueran reales. Me tomaban en serio, dios, lo hacían.
Entonces, siendo una adolescente, me obsesioné mucho más con las implicaciones de todo esto. Se supone que tenía que desarrollar una personalidad, como la gente normal. Desarrollarla y quedarme fija en ella, como si fuera mía. "Qué estúpido", pensaba, "¿por qué debería limitarme a un Yo fijo?". Lo más extraño es que la gente parecía creerse sus personalidades, y eso me confundía. Cada vez que oía, incluso cosas normales como "me gustan los spaghettis", pensaba, ¿te tomas eso en serio?. ¿Realmente te lo crees? ¿Cuál es la diferencia entre mi juego de falsas personalidades y las que considerais realmente vuestras? ¿No son todas ellas FALSAS?
Recuerdo que me deprimí profundamente. ¿Hay algo Cierto en este mundo? ¿Por qué parece todo tan ilusorio, por qué la única diferencia entre "verdadero" y "falso" está en la seriedad con la que te lo crees?
El tiempo pasó, y al final pude encontrar algo. No lo que esperaba. No lo llamaría verdad, pero podría llamarlo libertad; y las dos cosas se parecen mucho. Eran las voluntades externas lo que me obstaculizaba. Las voluntades caóticas egocéntricas que encuentras alrededor en este planeta. Quizá tu también tengas una. Así que, pensé, la solución consistiría en ir hacia el borde de tu cultura, a pesar de los obstáculos. Puede parecer difícil, ¿pero no es una mentira nuestra realidad consensuada? ¿Por qué debería seguir actuando frente a los otros, participando en rituales sociales que no consistían en mucho más que en repetir las conductas que nos enseñaron?
Así que, tomé el otro camino.
Siempre está ahí, si no tienes miedo a verlo.
Ahora estoy en un lugar en el que no debería estar, y puedo ver cosas que no debería ver.
Pero incluso si duele, merece la pena. Quizá muera, aquí. Hasta el último centímetro de mí morirá. Excepto uno.
Un centímetro. Es pequeño, y es frágil, y es lo único en el mundo que merece la pena tener. No debemos perderlo, ni darlo, ni venderlo, nunca. No debemos dejar que nos lo quiten.
No sé quien eres. Probablemente nunca te veré, ni lloraré contigo, ni me emborracharé contigo. Pero te quiero. Espero que puedas escapar de este lugar. Espero que el mundo gire y que las cosas mejoren, y que algún día la gente tenga rosas otra vez. Ojalá pudiera besarte.
Valeriex.

Fuente.

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